Hemos vuelto a casa y nos hemos encontrado una sorpresa desagradable: un robo, un cristal roto, incidentes con agua… ¿Qué hacemos ante este panorama?
Lo primero que hay que advertir es que el verano es la época del año en la que más sinestros de hogar suele haber. Una casa desocupada puede sufrir diversos sucesos que se agravan por la falta de respuesta. Algunos de ellos son:
- Incendios. Debido al aumento del calor y temperaturas, el uso de barbacoas o fogatas al aire libre pueden provocar incendios accidentales. Y una categoría especial de incendios son los producidos por…
- Cortocircuitos. Un olvido, el mal estado de algún cable, o el aumento del uso de electrodomésticos como aires acondicionados, ventiladores, y refrigeradores, pueden provocar incendios en el hogar, agravados en caso de no estar habitada en ese momento.
- Robos. Al estar la casa desocupada, los ladrones tienen más oportunidades de “trabajar” con tranquilidad.
- Inundaciones. Con las fuertes lluvias y tormentas eléctricas en esta época del verano, si las alcantarillas, las tuberías o los tejados de las viviendas no están en perfectas condiciones pueden provocar daños por agua en la vivienda. Un grifo que gotea o que se queda abierto o una llave que se rompe durante unas vacaciones de duración media o larga pueden ser desastrosos.
- Daños atmosféricos. El mes de agosto, sobre todo a finales, es tiempo de lluvias torrenciales en muchos lugares, como la temida gota fría mediterránea. Estas trombas de agua provocan la rotura de los tejados de muchas casas y las fuertes rachas de viento pueden romper cristales, sobre todo si hay alguna ventana o puerta abierta.
- Alimentos echados a perder en la nevera. Un corte de luz que dure más de lo previsto puede estropear todo el contenido. Si ese corte se produce durante unas vacaciones que duren semanas, el estado y los olores pueden afectar al electrodoméstico durante bastante tiempo.
Así que regresamos y nos encontramos con alguna de estas situaciones ¿qué hacemos?
Antes de nada, evitar daños mayores. Procuraremos reducir las consecuencias, siempre con seguridad. Para lo cual es imprescindible que tomemos medidas para evitar que el mal se extienda. Puede ser necesario incluso cortar el suministro eléctrico o del agua o desconectar los electrodomésticos para evitar males mayores.
Eso sí, si el siniestro es un robo, una inundación, un incendio en marcha o cables eléctricos cortados, lo primero es la propia seguridad, siempre. Hay que asegurarse de que no existe ningún peligro inmediato. Sólo después ejecutaremos las acciones necesarias para proteger los bienes asegurados.
En casos de peligro inminente o sospechado, posibles delitos o siniestros en marcha, como robos o incendios, puede ser necesario avisar a las autoridades o a los servicios de emergencia para que actúen o para interponer una denuncia.
- Declaración del siniestro. Una vez que la situación se ha estabilizado, se tiene que informar del siniestro a tu mediador de seguros de la manera más completa posible, incluyendo todos los detalles. Puede ser una buena idea documentar fotográfica o audiovisualmente el alcance de los daños.
- Apertura del expediente. Cuando la aseguradora o correduría recibe la información, se abre un expediente que incluirá todos los datos relativos a este suceso.
- Estudio del siniestro. Después de la apertura del expediente, se realiza un primer estudio para comprobar que el siniestro se encuentra cubierto por las garantías de la póliza contratada.
- Valoración del siniestro. Una vez la aseguradora se hace cargo, empieza la fase de valoración de los daños. En este momento, se estudiarán las causas y se cuantificará cuál tiene que ser la cuantía por la cual el seguro tiene que indemnizar o bien por la cual el cliente puede reparar el daño sufrido.
- Resolución del siniestro: toda esta tramitación desemboca en la resolución del siniestro mediante el pago de una indemnización económica o bien mediante la reparación del daño sufrido siempre que el proceso haya transcurrido con normalidad y de acuerdo con lo estipulado por la póliza. Por el contrario, la aseguradora puede rechazar indemnizarnos si han existido irregularidades o el perito determina que los daños no están cubiertos por la póliza que tenemos contratada.
Finalmente, hemos de recordar el papel fundamental que los mediadores profesionales -agentes o corredores- ejercen en este tipo de casos: una labor crucial de asesoría profesional y acompañamiento de una forma cercana y personalizada.